Voy a decirte algo importante sobre mis viajes: Viajo por tres simples razones: para abrir mis ojos, ampliar mi mente y suavizar mi alma. En otras palabras, viajo para entender, aprender y crecer.

Seamos sinceros, la mayoría de nosotros queremos viajar. Pero ¿por qué deseamos conocer el mundo? Tal vez porque es excitante y divertido. O porque lo require el  trabajo. O tenemos dinero para gastar. O es necesario hacer un cambio. O tal vez solo para escapar de la rutina.

No es suficiente con mirar las noticias, leer los periódicos o navegar el internet para tener una idea de lo que pasa realmente en el mundo. De hecho, nunca ha sido suficiente. Los medios de comunicación solo consiguen confundirme presentándome un mundo lleno de injusticia, maldad y odio.

Pero yo creo que el mundo es mucho más que eso.

De hecho, los viajes me conectan con la naturaleza y la humanidad. Aún si viajo sola o busco lugares para disfrutar la soledad, viajo porque es la manera más simple y auténtica de conocer el mundo en el que vivo de primera mano.

Si voy a hablar de mis viajes, quiero ser honesta contigo y hacerte una confesión: Soy una viajera novata. No quiere decir que soy una mujer errante e inexperta. Nada de eso. Significa que empecé a viajar con un propósito definido apenas hace poco. La verdad es que me tomó mucho tiempo darme cuenta de que la mejor educación está fuera de las aulas. Pero una vez que lo descubrí nada me ha detenido. Y nada lo hará.

Déjame decirte por qué. Voy a desglosar lo que los viajes hacen por mí:

1) Me abren los ojos

Los viajes le aportan una saludable dosis de realidad a mi vida

Cuando viajo, entiendo mejor el mundo que me rodea. Además, los viajes le aportan una saludable dosis de realidad a mi vida. Cuba es un país con una dudosa libertad política y económica, por ejemplo. Pero tiene un sistema de salud universal y su índice de alfabetismo de 99.8 por ciento es el décimo más alto a nivel mundial. Esos son dos grandes logros, en mi opinión. Lo creo no porque lo leí o vi en la televisión, sino porque he estado en Cuba y lo vi con mis propios ojos.

Costa Rica no se queda atrás. Su índice de alfabetismo es de 96.3 por ciento y su sistema de salud universal tampoco le niega los servicios a nadie. Además, abolió el ejército en los años 1950. Los recursos económicos que eran destinados a ese rubro pasaron desde entonces a la educación.

Por otro lado, viajar me obliga a creer que todos los hombres y las mujeres fueron creados para ser iguales. Tener diferentes religiones, sistemas políticos o color de piel no afecta el hecho de que todos somos seres humanos. No me siento superior o inferior a nadie más en el planeta. ¿Por qué habría de hacerlo? Cada quien tiene el derecho de escoger la forma de vida que le plazca. Y nadie debe juzgar a los demás por sus elecciones.

Sé que la manera en la que veo el mundo no es la forma en la que lo ve mucha gente, pero me hace sentir un ser humano más equilibrado.

2) Amplían mi mente

Los viajes me ayudan a aprender cómo vive la gente

Cuando viajo, me educo a mí misma. No soy simplemente una “turista”. No viajo por mero “placer” o por “negocios”. Aprendo cómo vive, siente y piensa la gente. Averiguo lo que las personas saben hacer, la forma en la que contribuyen a la humanidad y las diferentes perspectivas que tienen de la vida. Soy una viajera apasionada por el mundo.

También descubro habilidades que no sabía que tenía. Cuando viajé a Costa Rica me di cuenta de que mi tolerancia me ayudó a evitar problemas con alguien que tenía una opinión diferente a la mía sobre la forma en la que se dan las propinas en ese país. Puede no parecer una gran virtud, considerando que es un tema sencillo, pero me ayudó a evitar el conflicto y salvó mi viaje de convertirse en un desastre.

Viajar me permite aprender mucho más acerca de la historia, economía, política, geografía, arte y cultura de la ciudad o país que visito. Los viajes también me ayudan a profundizar el conocimiento que tengo sobre mi propio lugar de origen o residencia, ya que observo todo con mayor detalle.

3) Suavizan mi alma

Los viajes me ayudan a matar los prejuicios

Cuando viajo, me vuelvo cada vez más compasiva. Me ayuda a matar los prejuicios y a desarrollar la tolerancia y el respeto. Viajar me permite descubrir quién soy yo y quiénes son los demás. Veo a las personas como son realmente: Seres humanos: “un hombre, una mujer o un niño de la especie Homo sapiens, que se distingue de otros animales por su desarrollo mental superior, su lenguaje articulado y su postura erguida”, como dice el diccionario.

¿Suena simplista? En realidad no lo es. “Somos iguales a pesar de nuestras creencias y color de piel”, me dijo un hombre de una tribu en Nuevo México. Y creo que es absolutamente cierto. Podemos y debemos aprender de los demás y ayudarnos unos a otros a pesar de nuestras diferencias. Sé que suena más fácil decirlo que hacerlo, pero considero que hay que intentarlo siempre.

Por otra parte, veo cada viaje a un país extranjero como una aventura de amor. No puedo evitar enamorarme de las playas azul turquesa, los vastos bosques tropicales, los ricos distritos históricos o los coloridos mercados de artesanías. Pero también me cautivan la sonrisa de un extraño, la generosidad de un guía de turistas de la tercera edad o la bienvenida calurosa de una familia que no me conoce, pero de todos modos me recibe con los brazos abiertos.

Ojos, mente y alma me ayudan a desarrollar relaciones más significativas, conmigo misma y con los demás. Fundamentalmente, viajo porque no importa lo fácil o difícil que pueda ser la vida en cualquier parte del mundo, he descubierto que viajar y las historias que se derivan de los viajes son, en esencia, historias de amor.

Así que te invito a viajar y descubrir el mundo con tus propios ojos, mente y alma. Te aseguro que tu vida estará llena de aventuras inolvidables y que los viajes dejarán una huella perdurable en tu corazón.

Quiero darle las gracias a Lee Manning, un fotógrafo veterano con sede en Santa Fe, Nuevo México, porque su generosidad y sensibilidad me ayudaron enormemente a despertar mis sentidos. Fue gracias a él que pude ver Nuevo México con otros ojos y contemplar incansablemente sus maravillosos paisajes. Te invito a ver su trabajo en leemanningphotography.com