El Caballito es una escultura difícil de pasar por alto. La pieza de 28 metros de alto y hecha de fierro no pasa desapercibida. Se encuentra en el cruce de la Avenida Reforma, una de las principales avenidas del centro de la ciudad.

Pero ¿es esta enorme cabeza de caballo arte o tiene un uso práctico?

La escultura fue construida en 1990 y tiene una función doble: es una pieza de arte y sirve también como respiradero para el drenaje.

Los habitantes de la Ciudad de México no son ajenos al despliegue artístico en las calles de esta gran metrópolis. Una de ellas es Cabeza de Caballo, mejor conocida como El Caballito, del escultor mexicano Enrique Carbajal.

Las civilizaciones precolombinas como los olmecas esculpieron colosales cabezas labradas en rocas de un solo bloque o en grandes piedras de basalto volcánico.

Los olmecas fueron la primera gran civilización en México. Dos de las 17 cabezas olmecas encontradas, que llegan a pesar hasta 20 toneladas, se encuentran en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México.

Esculturas estilo El Caballito alrededor del mundo

Carbajal, mejor conocido como Sebastián, es originario del estado norteño de Chihuahua donde se han erigidido varias de sus esculturas en lugares públicos. Sus piezas también se encuentran en otras ciudades de México.

Fuera de México, las esculturas de Sebastián se encuentran en ciudades como Buenos Aires, Argentina; la Habana, Cuba; Montevideo, Uruguay y Río de Janeiro, Brasil.

Otras de sus esculturas se localizan en Albuquerque, Nuevo México; Denver, Colorado, Nueva York y Osaka, Japón entre otras.

No solamente las esculturas son grandes y altas en la Ciudad de México, también lo son los bellos y enormes edificios. La Torre Latinoamericana, con una altura de 182 metros, es uno de los mejores miradores de la ciudad.

Pocas vistas son tan espectaculares como las de los rascacielos. Aún las colosales esculturas como las del escultor Sebastián se ven pequeñas desde las alturas.