Mi reciente viaje a Nuevo México fue muy especial. Conocí a alguien que me ayudó a ver los hermosos paisajes de este estado con otros ojos. 

Viajé allí con la idea de conocer la bella ciudad de Santa Fe, pero regresé con los coloridos y rocosos paisajes pintados en mi piel. ¿Quién iba a pensar que terminaría visitando los lugares que Georgia O’Keeffe, la pionera del Modernismo Americano, capturó en sus pinturas. Mi encuentro con los impresionantes paisajes de Plaza Blanca, Ghost Ranch, Black Mesa y el Río Chama fue posible gracias a la generosidad de un hombre maravilloso que se ofreció a ser mi guía. Nos conocimos en el Museo de Arte de Nuevo México. Allí me dio una interesante lección sobre las obras de arte del museo, incluyendo las pinturas de O’Keeffe de los asombrosos lugares que visitaríamos y contemplaríamos justo al día siguiente. Él no sabía que su ojo agudo, conocimiento y bondad marcarían indeleblemente mi vida.

Esa persona fue el fotógrafo Lee Manning, que ahora tengo el privilegio de contar entre mis amigos con los que comparto mi pasión por los viajes. Él escribió este artículo para Azul Tourquesa. Espero que lo disfrutes.

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Al descubrir todo lo que es Nuevo México, también descubrimos nuestro propio espíritu libre.

Los artistas comenzaron a llegar a Nuevo México en la década de 1880 y principios de 1900. En realidad eran parte del movimiento modernista de Estados Unidos, que incluía a muchos artistas abstractos que trataban de establecerse con esta nueva oportunidad que les permitía tener la libertad de pintar y exponer lo que quisieran, fuera del estilo de la pintura ordinaria.

Aunque este movimiento no fue bien recibido por muchos tradicionalistas, se hizo muy popular a lo largo de la década de 1940. Los artistas comenzaron a decirles a sus colegas del este sobre sus descubrimientos: la luz especial de Nuevo México; las formaciones de los increíbles paisajes; las capas y colores de las rocas; las culturas únicas y estilos de vida de las personas más antiguas de América: los nativos americanos y los hispanos de España y de México; el aire fresco en el desierto; y la libertad para pintar y cambiar sus estilos que coincidían con sus personalidades cambiantes.

A muchos artistas les encantó esto y se quedaron. Muchos otros no pudieron manejar la amplia apertura y los retos de un nuevo tipo de vida, una vida de pioneros, y regresaron al este.

Abandoné mi camino y me dejé llevar para ver y sentir los muchos contrastes que hay en este estado.

Hace nueve años yo fui uno de esos artistas. Soy un fotógrafo de blanco y negro, película y cuarto oscuro que no está interesado en la búsqueda del trabajo digital. Soy de los que se quedaron porque he descubierto una nueva vida. Abandoné mi camino y me dejé llevar para ver y sentir los muchos contrastes que hay en este estado. Me atreví a caminar por los paisajes ásperos de formaciones rocosas de colores blanco, púrpura y rojo. Los paisajes suaves y sensuales de White Sands representaban un contraste con los paisajes ásperos. Ambos me permitieron la libertad de crear mi trabajo.

Las grandes altitudes de Nuevo México de 13,000 pies, donde abundan las pistas de esquí y rutas de senderismo, y las bajas altitudes de alrededor de 3,000 pies, donde pasta el ganado y se cultivan los chiles rojos y verdes junto a campos de pistache y donde se producen deliciosos vinos, ofrecen muchos y variados descubrimientos. Además de los coyotes, alces, ciervos, búfalos y antílopes.

Los pueblos fantasma, donde en los años 1800 y 1900 vivieron miles de mineros de oro, plata, carbón y turquesa, permanecen vacíos. Siguen en pie las ruinas de pueblos sagrados donde miles de verdaderos nativos americanos vivieron durante 400 años. He caminado a través de estos paisajes con escalofríos recorriendo mi columna vertebral.

Las texturas de las superficies naturales … hacen que el espectador empiece a ver el mundo con diferentes ojos.

Cada vez que camino por los altos desiertos descubro lo que podrían considerarse mundos amenazantes, pero los veo como estilos de vida difíciles o abandonados. Un coche viejo, un zapato tenis solitario, un manual para reparar automóviles cubierto de arena o alambre de púas sin nada para cercar. Todos estos mundos juegan con la mente.

Las texturas de las superficies naturales, desgastadas por el clima y las personas, crean formas artísticas que hacen que el espectador empiece a ver el mundo con diferentes ojos.

Los indios Pueblo viven con un pie en dos mundos: El mundo de ir al trabajo y regresar a casa, y la preservación de sus tradiciones a través de bailes regulares que incluyen a los participantes de todas las edades.

Los cielos de Nuevo México están llenos de drama. Sus árboles ofrecen consuelo y belleza. Y sus aguas, momentos para reflexionar. Escenas pacíficas se encuentran en los prados con su propio estilo y forma, así como en un cementerio en un día nevado.

Es tan increíblemente inspirador estar en un lugar que permite al espíritu volar libremente. Al descubrir todo lo que es Nuevo México, también descubrimos nuestro propio espíritu libre.

Lee Manning es un fotógrafo de película en blanco y negro con base en  Santa Fe, Nuevo México. Puedes ver su increíble trabajo en leemanningphotography.com