Texas

Vaquero (o vaquera) por un día

Este año celebré mi cumpleaños en Bandera, Texas, la llamada capital mundial del vaquero. He vivido en Texas durante casi 20 años y nunca me había puesto un sombrero de vaquero, montado a caballo o aprendido a lazar. Por lo tanto, decidí convertirme en vaquera por un día… o dos.

vaquero por un día

Bandera2

Mucha gente piensa que casi todos los texanos son vaqueros. Pero la verdad es que hay que ir a lugares como Bandera, en la zona montañosa conocida como Hill Country, para encontrarlos. En esta área los vaqueros mantienen viva la tradición del Viejo Oeste que se originó a finales del siglo XIX.

En Bandera conocí a dos vaqueros que me ayudaron a olvidar el ajetreo de la vida cotidiana y disfrutar de un fin de semana muy especial. Mi centro de operaciones fue el Rancho Cortez, un dude ranch o rancho ganadero convertido en lugar vacacional para turistas. Está ubicado solo una hora al noroeste de la ciudad de San Antonio.

Rancho Cortez, tradicional y vigorizante

Enclavado en el corazón del Hill Country, el Rancho Cortez brinda una gran variedad de actividades que van desde montar a caballo, lazar y arrear al ganado hasta paseos en carretón de heno y fogatas nocturnas.

vaquero por un día

Con un área de 102 hectáreas, Rancho Cortez también ofrece campamentos de verano para niños y adolescentes y un programa de acondicionamiento físico para adultos.

Las instalaciones incluyen suites familiares con cocineta, cuartos tipo hotel con grandes porches, barracas para grupos numerosos, piscina interior y exterior, área de juegos para niños, jacuzzi cubierto y un comedor muy amplio.

vaquero por un día

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El rancho está abierto los 365 días del año. Es el lugar ideal si lo que se busca es un ambiente ecuestre rústico para pasar unos días con la familia, acudir a un retiro espiritual, celebrar eventos corporativos o asistir a un programa de salud integral.

Estilo de vida a la usanza del Viejo Oeste

Es sabido que los vaqueros jugaron un papel importante en la colonización del oeste de Norteamérica. La ganadería era una fuerte industria a finales de los años 1900 y los vaqueros ayudaron a manejar los ranchos.

vaquero por un día

Butch y Neil, dos vaqueros que trabajan en el Rancho Cortez, prácticamente me tomaron de la mano y me enseñaron a ensillar un caballo, usar el lazo y cuidar a los caballos, los bueyes de cuernos largos y a otro tipo de ganado.

El día comenzaba muy temprano. Después del desayuno iniciábamos nuestro primer paseo a caballo. Cabalgábamos durante una o dos horas por algunos senderos del rancho y de la zona natural aledaña que juntos alcanzan una extensión de casi 65 kilómetros.

El sonido de los casquillos de los caballos y el vaivén acompasado montada en mi caballo Pancho me hacían sentir tranquila y en contacto con la naturaleza.

vaquero por un día

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Al mediodía, montábamos a caballo y recorríamos nuevos senderos. Por la tarde, aprendíamos el arte de lazar y por la noche nos reuníamos alrededor de una fogata para asar bombones, escuchar historias del oeste y cantar viejas canciones.

Al día siguiente retomábamos la rutina, con variaciones que incluían paseos en carretones de heno, visitas a los establos y al huerto, y pláticas sobre la vida en el rancho y los caballos que son útiles para trabajar con el ganado.

Orgulloso de ser vaquero, sí señor

“El caballo de ganado fue hecho para trabajar. Son animales robustos y achaparrados. Están hechos estrictamente para el trabajo.” dijo Neil, un vaquero de 18 años de edad que enseña a montar a caballo a niños y adultos.

vaquero por un día

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Mientras hablaba, Neil mostraba orgullosamente su gran conocimiento y habilidades de verdadero vaquero. Dijo que u padre le enseñó a usar el lazo de la manera más efectiva: “practicando hasta que nunca fallara”.

Por su parte, Butch, un vaquero de 45 años con un gran sentido del humor, habló de las sillas de montar y del equipo ecuestre almacenados en el establo. Él me enseñó a mover el látigo para producir el sonido peculiar de una fusta.

vaquero por un día

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“La vida es demasiado corta para omitir la crema batida”, bromeó Butch mientras yo practicaba a fustigar el látigo. Me reí tanto con su broma que casi fustigo por accidente a otro visitante.

Con tanta actividad y la adquisición de nuevos conocimientos, el fin de semana transcurrió en un abrir y cerrar de ojos. Austin estaba esperando que regresara. Pero yo no quería que la diversión terminara.

vaquero por un día

La experiencia que viví con este par de vaqueros es inigualable. La vida de vaquero, las noches estrelladas, las fogatas y los paisajes del Hill Country State Natural Area que cabalgué con mi caballo Pancho serán difíciles de olvidar.

Sin duda pasé un cumpleaños al estilo vaquero muy especial. ¡Yee-haw!

Comments (2)

  • La mayoría de las fotos de este viaje son hermosas.
    Qué onda con Pancho, ¿donde vive? Es un galán.
    Saludos y abrazos.

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    • Hola, Lorena. Gracias por tu comentario. ¡Pancho era el nombre de mi caballo! Aunque si hubiera sido un galán, también hubiera puesto su nombre, apellido y dirección 🙂

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